RESEÑA DE LA ACTUACIÓN DE MARÍA JOSÉ PÉREZ
Viernes 27 de abril de 2012
Foto: Antonio Bella Barroso
La noche se
presentaba un tanto especial con aficionados llegados desde Italia y Estados
Unidos, y todos unidos en armonía para saborear
la esencia del flamenco. Cada cual con su percepción y sensibilidad
para acercarse a este arte y, cómo no, con la visita de artistas que ya se
van haciendo habituales, como Alfonso Salmerón y Cancanilla de Malaga, a
los que siempre agradecemos su presencia.
El recital comenzó
por malagueñas, con una de las más célebres de Chacón,"Del
Convento", y tanta fué la relevancia del maestro jerezano, que sería
reclamado por la aristocracia de su época, junto a la guitarra de Ramón
Montoya. A continuación, una preciosa rondeña y un verdial que María José
ejecutó, como si se tratara de una fórmula matemática.
La cantaora
almeriense continuaría con un cante de tientos, al que pondría fuerza y
jondura, varias provincias andaluzas se vieron representadas al abordar los
tangos, Triana (Sevilla) y con ellos la "Niña de los Peines" , Málaga y los
inconfundibles de "La Repompa", y los de
Granada.
Secundado por la
guitarra añeja de Juan Antonio Muñoz, claro seguidor de la escuela de
Melchor de Marchena, María José se atrevería con un palo que es cada vez
más difícil escuchar, una serrana rematada por el cambio de María
Borrico.
Para concluir la
primera parte escogería las cantiñas, en las que hubo como yo digo una
pipirrana, alegrías y cantes de aquel gitano de Utrera que fué "El Pinini" ,
resueltos con solvencia y compás por la cantaora de donde nacen los
tempranos.
De la tierra del
genial poeta " Federico García Lorca " y con olores a los jardines del
Generalife, un cante por granaína y media granaína me transportaron a esa joya que es
Granada y engarzada en ella esa perla que es la Alhambra, atravesadas ambas por
dos bellos cordones como son el Garro y el Genil, reliquia de ciudad soñada por
moros y cristianos.
De la famosa
guerra de Cuba, los españoles trajeron algunos aires que llegados a Andalucía desde
aquellas tierras lejanas interpretaron a su manera, como son la guajira, la
colombiana, la vidalita y la bambera, que constituyeron una de las últimas
aportaciones al árbol genealógico
del flamenco, y que en este caso la guajira
fué extraordinariamente interpretada
.
Jugaba con ventaja
la cantaora, pues le tocaba medirse con los cantes de su tierra, una cartagenera y
una taranta , que a título personal me parece el cante de Levante con mayor
dificultad porque exige el estar con una condición excepcional
de voz, lo que solventó
con facilidad la de Almería.
Soleares de varios
estilos cantados correctamente, pero a mi me faltó transmisión con el público y ese
pellizco que siempre tenemos en la mente los aficionados al
flamenco. En este toque
sobresalió la bajañí de Juan Antonio, fiel escudero.
Otro cante básico
como es la seguirilla, Manuel Molina o Curro Durse en los ecos
de María José, con el
acompañamiento de Juan Antonio que se encuentra muy cómodo en estos estilos que
domina con soltura.
Continuaría con un
cante de bulerías con pataíta de baile incluida, y por Huelva
se despediría con unas falsetas de Juan Antonio, quien
también hace sus pinitos por estos cantes onubenses
con mucha enjundia y de los que es un enamorado.
Una noche
multicultural y en la que todos los pueblos tienen cabida, sin
distinción de nacionalidad, raza o
condición social. Así es el flamenco "Universal".
Luis Martín